jueves, diciembre 14, 2006

Conversación entre Pablo y Arancha.


Ayer por la tarde, mientras estaba paseando por la Plaza Nueva, encontré a Arancha y dado que ambos teníamos tiempo libre fuimos a tomar un colacao a un café. Me dijo que el servicio fotográfico de Manuel por su revista había ido muy bien y eso me puso contento. Me contó también de un artículo que había leído el día antes, en el que se hablaba del fenómeno del botellón, muy frecuente hoy día en España, sobre todo en las ciudades llenas de jóvenes, como es Granada. Hablamos mucho de este tema y Arancha me dijo que la del botellón es una mala costumbre porque incita los chicos a beber. Afirmó que es un mal ejemplo porque así los jóvenes empiezan a beber demasiado pronto. Yo le contesté que no estaba del todo de acuerdo con ella porque creo que cada tanto participar al botellón puede ser interesante ya que se conoce a un montón de gente, aunque pienso que seguir bebiendo por muchas horas me aburriría, si bien me encanta beber. Arancha me informó también de que le agrada la iniciativa del Ayuntamiento granadino de organizar alternativas al botellón como por ejemplo visitas guiadas a la Alhambra; pero los jóvenes maniáticos del beber siguen yendo todos los fines de semana a emborracharse juntos porque ya es una característica de la propia cultura, la cual quizás para los otros es un exceso, pero para los españoles es algo tradicional. Después de esta interesante conversación nos despedimos, pero antes nos dimos reciprocamente nuestros números de móvil para entablar una nueva amistad.

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