Nuevos encuentros...
Esta semana la revista me ha encargado de hacer un servicio fotográfico de la Alhambra, así he tenido que volver otra vez en Granada, una de las ciudades de España que más me gusta.
Me he levantado muy temprano porque lo que quería inmortalizar era el frenesí y la laboriosidad que se esconde tras la inmagen estática e imponente de este palacio real.
Mientras iba por el Palacio Nazarí me he prado un segundo delante del Parador y he visto un jóven jardinero que regaba unos meravillosos ciclaminos de un color rojo intenso, entonando una vieja sevillana.
He ententado inmediatamente imprimir esta imagen en mi cámara pero el jardinero se ha dado cuenta de lo que quería hacer y puede ser que por un poquito de narcisismo, se ha puesto de repente en una pose plástica haciendo todo demasiado artificial.
En ese mismo instante los dos hemos escuchado un montón de gente gritar el nombre de Iris Santos y hemos realizado que detrás de nuesta imagen tranquila estaba la jóven cantante tomando el sol y mirándonos. Un guía medio histérico entendeba inutilmente reconducir al orden los turistas.
Al comienzo no me he acercado pero luego la curiosidad ha tomado la ventaja también sobre de mí.
He tenido la ocasión de conocer a la cantante, me ha parecido una persona simple y no arrogante y altanera como dicen los periódicos, también la guía, Pablo que al comienzo me hizo una mala impresión se ha demostrado un chico muy simpático.
Por fin he logrado ponerme de acuerdo con Manuel, el jardinero, para sacar fotos de veras inéditas del Alhambra pero mientras nosotros hablamos llegaron cada vez más turistas y antes de que aquel coas me invadiera totalmente haciéndome perder todo el encanto de aquel lugar, he decidido seguir por mi camino.
Esta semana la revista me ha encargado de hacer un servicio fotográfico de la Alhambra, así he tenido que volver otra vez en Granada, una de las ciudades de España que más me gusta.
Me he levantado muy temprano porque lo que quería inmortalizar era el frenesí y la laboriosidad que se esconde tras la inmagen estática e imponente de este palacio real.
Mientras iba por el Palacio Nazarí me he prado un segundo delante del Parador y he visto un jóven jardinero que regaba unos meravillosos ciclaminos de un color rojo intenso, entonando una vieja sevillana.
He ententado inmediatamente imprimir esta imagen en mi cámara pero el jardinero se ha dado cuenta de lo que quería hacer y puede ser que por un poquito de narcisismo, se ha puesto de repente en una pose plástica haciendo todo demasiado artificial.
En ese mismo instante los dos hemos escuchado un montón de gente gritar el nombre de Iris Santos y hemos realizado que detrás de nuesta imagen tranquila estaba la jóven cantante tomando el sol y mirándonos. Un guía medio histérico entendeba inutilmente reconducir al orden los turistas.
Al comienzo no me he acercado pero luego la curiosidad ha tomado la ventaja también sobre de mí.
He tenido la ocasión de conocer a la cantante, me ha parecido una persona simple y no arrogante y altanera como dicen los periódicos, también la guía, Pablo que al comienzo me hizo una mala impresión se ha demostrado un chico muy simpático.
Por fin he logrado ponerme de acuerdo con Manuel, el jardinero, para sacar fotos de veras inéditas del Alhambra pero mientras nosotros hablamos llegaron cada vez más turistas y antes de que aquel coas me invadiera totalmente haciéndome perder todo el encanto de aquel lugar, he decidido seguir por mi camino.
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